En el Sur de Bolívar, el fin del conflicto todavía parece muy lejano. En este enclave entre el río Magdalena y el Río Cauca, en la cordillera central, la guerra o la paz están determinadas por quién controla las vetas de oro. Los pequeños mineros – que por su condición de informalidad – son caracterizados por los medios y las entidades estatales como ilegales y criminales, pican los túneles subterráneos de la región esperando mantener la tradición de su trabajo. En la Serranía de San Lucas, viven lejos de los centros urbanos, en medio del olvido del Estado.